miércoles, 7 de abril de 2010

Rock & Roll NENE!

T in the Park convoca a chicos de look estratégicamente desaliñado, chicas en polleras flúo transparentes y botas de lluvia, que se pasean entre el barro, las montañas de basura y latas de cerveza que transforman durante tres días la belleza inmaculada de este inmenso predio, en un gran caos visual.
Si una comunidad se define como un conjunto de individuos que comparten elementos, claramente ésta no es la excepción: gente corriendo de un escenario a otro persiguiendo la música y dejándose llevar por la mística experiencia de “sexo, drogas y rock n roll”, disfraces, música, euforia, baños colapsados, bebidas y estimulantes en cantidades industriales son el componente de excesos que este hervidero de buenas canciones ofrece para escapar de la agobiante rutina durante un intenso fin de semana.
El día y la noche se confunden entre los sonidos de los amplificadores y las incandescentes luces que salen de las pantallas de los escenarios. La única consigna es dejarse llevar por el espíritu alegre y festivo que inunda T in the Park. Y la fiesta no se detiene ahí, cuando la serie de recitales programados para cada fecha termina, esta comunidad de carpas no duerme. El festival se convierte en una gran ciudad iluminada con bares que abren sus puertas para saciar la infatigable búsqueda de diversión que pareciera no terminar nunca.
Entonces comienza el turno de los DJ´s, que se adueñan de las carpas y hacen detonar las pistas de baile con sus sonidos electrónicos. El furor y la agitación completan este gran acto tribal.
Un espectacular show de fuegos artificiales marca el final de esta fiesta desatada en el corazón de Escocia. Miles de personas aturdidas y agotadas abandonan el lugar en una caravana interminable de autos y buses que se pierden en las rutas hacia al mundo real.

Extracto de nota publicada en Revista GATAFLORA, junio 2009.
Foto: Juanchi Sergio y Tomi Quartino.

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