miércoles, 7 de abril de 2010

FABRICANTE

Se sabe que la juventud es el momento de la vida más oportuno para hacer proyectos, tener ideas disparatadas, viajar por el mundo y convencerse de que todo es posible. O incluso mejor: de que todo está a nuestro alcance. Y es cierto que están los que se pierden en la utopía de sus propios ideales, pero tampoco faltan los que se dejan llevar por la corriente y se sorprenden a sí mismos cumpliendo varios de esos sueños juveniles.
Diego Beyró tiene 25 años, es argentino y vive en Italia desde hace dos, cuando se fue a trabajar a Fabrica -el centro de investigación y desarrollo del grupo italiano Benetton- en pos de la fantasía de convertirse en un artista de verdad y para descargar toda su creatividad. Y lo logró. En poco tiempo sus obras recorrieron España, Portugal, Estados Unidos, Líbano y Argentina. Pasional, lleno energía y vitalidad artística, no hace falta cruzar muchas palabras con él para sentirse seducido y conquistado, como los sueños que hizo propios por pura convicción.
Pero, como todos, primero probó suerte en otras cosas. Cuando terminó el colegio se puso a estudiar Bellas Artes, hasta que dejó para mudarse al mundo creativo de los publicistas. Trabajó un tiempo en la agencia El Cielo, de Agulla & Bacceti, donde se convenció de que necesitaba soltarse para volar más alto. Entonces dejó de lado las mieles de la seguridad laboral y se lanzó a lo desconocido. Le llegó la posibilidad de irse a Italia, y no lo pensó dos veces. Renunció, y esa renuncia marcó el punto de inflexión en su carrera artística, que lo llevó adonde tenía que estar.
Allá, en Italia, tuvo su primera exposición cuando lo convocaron para exponer en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Milán (Miart 08, Art Now!), donde presentó una parte de su serie Expresiones, retratos de jóvenes en el momento del orgasmo plasmados sobre sábanas. Después, la misma serie viajó a Buenos Aires para ser exhibida en ArteBA ´08 y en la Galería Wussmann, en San Telmo. Y va por más.


Extracto de nota publicada en Revista GATAFLORA, septiembre 2009.
Foto: Gustavo Millón.

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